La historia del lugar y del espacio que acoge “SALPOENTE”, se confunde con la historia de los “aveirenses” y con su relación con los recursos naturales que caracterizan la ciudad, y que la convierten en única en el País.
“Entre las particularidades vivenciales de Aveiro, se destaca la explotación de las salinas, absolutamente indisociable de su población, habiendo contribuido para la consolidación de su núcleo primordial, aún a finales del siglo XVI, época en que los fenómenos de sedimentación conllevaron al surgimiento de algunos reveses observados en la barra local y, por inherencia, en el comercio que se mantenía con el exterior, del cual era parte integrante la transacción de la sal extraída de las salinas “aveirenses”, en aquel entonces imprescindible al crecimiento de la propia política expansionista portuguesa. Cuando no se conseguía vender la sal durante la cosecha, se optaba por conservarla en montes en forma de grandes pirámides cónicas, cuya superficie debería ser cuidadosamente batida con un instrumento especialmente concebido para el efecto, a fin de garantizar su perfecto alisamiento y compresión. Esta protección era, aún, reforzada por una cubierta de “juncia” (cogida en la propia Ría de Aveiro) y de pedazos de tierra con césped, las únicas materias que parecían minimizar suficientemente la influencia nefasta de la lluvia y del viento.
Pese a estos múltiples cuidados, el hecho es que algunos de los montes acababan por sufrir la acción de estos agentes naturales, que no pocas veces, ocasionaba la apertura de fendas en su superficie y, por concatenación, la pérdida de la propia sal. Habrá sido esta la razón principal por la que algunos de los más ricos propietarios de las explotaciones salineras de Aveiro comenzaran a erigir delante de las propias salinas (de las cuales distaban escasísimos metros) estructuras ejecutadas en madera, utilizadas como almacenes de sal. Y si el criterio principal para su construcción surgía, ante todo, de las necesidades de preservar físicamente el producto comercializable, el control de sus precios y mercados no habrá desempeñado un papel de inferior relevancia. Es de este modo que, en Aveiro, aún subsiste un reducido número de estos almacenes o “palheiros”, esencialmente destinados a la recogida y venta de la sal, aunque algunos de ellos hayan sido convertidos en los últimos tiempos en locales de convivencia, como es el caso de Salpoente, mientras otros permanecen en un indeseable estado de abandono y degradación.” Dirección General del Patrimonio Cultural- República Portuguesa (Cultura).